Pan de muerto al estilo de Ciudad de México

¡Buenos días! Aquí estamos de nuevo, esta vez con una receta más elaborada que viene genial para prepararla este fin de semana. Difuntos, Halloween, el día de los muertos... da igual cómo lo vivamos pero el 31 de octubre y 1 y 2 de noviembre ya están a la vuelta de la esquina y este año, por primera vez en el blog, quise cocinar algo relacionado con estas fechas. Hay distintas teorías acerca del origen del pan de muerto, algunas de ellas relacionadas con sacrificios humanos y cómo se cristianizó esta práctica con la llegada de la religión católica a través de la cocción de un pan. Así este bollo es una especie de brioche con forma redonda que simboliza el ciclo de la vida y la muerte, al cual se le añade una bolita en lo alto que sería el cráneo y como unos palitos con bolitas que cruzan todo el bollo que serían los huesos, estos palitos también simbolizan los puntos cardinales consagrados a antiguos dioses. También se suelen añadir unas lágrimas entre los palitos que sería el llanto por las personas que ya no están entre nosotros. La versión que os traigo hoy es la que se hace en Ciudad de México y está aromatizada con vainilla, además la he rellenado de nata con un poco de jengibre y canela (esto ya no es receta tradicional, sino mi toque particular). Te animo a que dediques un tiempo a la receta porque ¡está deliciosa! En mi instagram puedes ver lo esponjosos que quedan estos panes :P

Receta Pan de muerto al estilo de Ciudad de México


Cómo hacer pan de muerto de Ciudad de México

Ingredientes (5 panes grandecitos):

Para la receta me basé en esta de Recetas de Rechupete con ligeras modificaciones para mi gusto y para hacer la receta de Ciudad de México.

-480gr harina de fuerza
-70gr harina de trigo
-150gr azúcar
-100gr mantequilla a temperatura ambiente
-2 cucharaditas de aroma de vainilla
-25gr levadura fresca de panadero
-2 huevos
-190ml leche
-4gr sal

-Azúcar
-Mantequilla
-Nata para montar (opcional)
-Jengibre (opcional)
-Canela (opcional)

Preparación:

Yo utilicé la Kitchen Aid para hacer la receta y la verdad es que es una masa bastante pegajosa que, o bien la hacemos a máquina, o bien os recomiendo hacer muchos reposos durante el amasado para que no se os haga muy pesada la elaboración.

Cogemos un vaso de la leche y diluimos en ella la levadura y un par de cucharadas de harina y otro par de azúcar. Mezclamos bien hasta dejarlo sin grumos y esperamos media hora a que repose.

Pasado el tiempo ponemos en el bol de la amasadora las harinas, la sal, el azúcar, la esponja y los huevos. Ponemos el gancho amasador y vamos amasando hasta que se mezcla más o menos todo. Entonces vamos añadiendo la mantequilla poco a poco en trocitos para que se desmenuce y se integre. Por último añadimos la leche poco a poco. Veréis que aquí la masa se vuelve muy pegajosa, es el momento de dejar que el maravilloso motor de la amasadora haga el trabajo por nosotros, le harán faltan de 30 a 50 minutos de amasado.

Pasado el tiempo la masa ya empezará a despegarse de las paredes y a estar lisa y brillante. Cogemos un tupper amplio, lo untamos de aceite y ponemos la masa en él. Tapamos y dejamos que repose al menos media hora. Cuando la masa empiece a subir tenemos dos opciones: 1) dejar que siga creciendo y continuar la receta o 2) meter la masa en la nevera y continuarla unas horas más tarde. Yo hice la masa por la noche y opté por la segunda opción, de tal modo que tras este primer reposo breve llevé la masa a la nevera durante toda la noche.

A la mañana siguiente (o pasado el tiempo), sacamos la masa del tupper que habrá doblado o triplicado su volumen y la volvamos sobre la superficie de trabajo que habremos untado con aceite. Dividimos la masa en 5 partes, a cada parte le quitamos una pequeña parte para la decoración.

Para formar los bollos cogemos una de las partes y la boleamos bien, la colocamos sobre la bandeja de hornear cubierta con papel de horno y pasamos a la decoración. De esa pequeña parte de masa que reservamos cogemos algo menos de la mitad y hacemos una bolita, reservamos. Con el resto de la masa la dividimos en dos y hacemos dos palitos, ayudándonos de los dedos vamos estirando los palitos y les hacemos 4 bolitas, dos en mitad y 2 en los extremos. Cruzamos estas tiras por encima del bollo, como haciendo una cruz y donde se cruzan ponemos la bolita que hicimos antes. Ya estaría. Repetimos este proceso con el resto de masa.

Dejamos que reposen una hora o hasta que doblen su volumen y llevamos al horno precalentado a 180º durante 15 minutos, hasta que veamos que empiezan a dorarse. En ese momento los sacamos del horno, derretimos un poco de mantequilla, pincelamos un bollo y seguidamente espolvoreamos azúcar por encima. Repetimos con el resto de los bollos y los dejamos enfriar sobre una rejilla.

Pan de muerto al estilo de Ciudad de México relleno de nata


En este caso decidí rellenarlo, algo que también se suele hacer en Ciudad de México con chocolate o nata. Opté por la nata pero para darle algo más de sabor le añadí además de un par de cucharadas de azúcar una pizca de canela y otra pizca de jengibre. Batimos todo hasta que la nata esté bien firme. Con los bollos ya completamente fríos cortamos cada uno de ellos a la mitad y rellenamos con la nata. ¡A disfrutar!

2 comentarios:

  1. Hola Yolanda, menudo pan, tiene un aspecto genial, fuera de la tradición apetece disfrutarlo durante todo el año. Parece que te gusta la repostería y te desenvuelves muy bien con ella, un buen pastel siempre apetece.
    Me ha gustado tu blog y me quedo por aquí.
    Feliz semana.😘

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    1. ¡Muchas gracias Emma! Espero que lo hicieras y te gustara el resultado :D

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