miércoles, 10 de junio de 2020

Tarta de queso proteica con grosellas

Hoy volvemos a las recetas saludables, sin azúcar y altas en proteína. Ya sabéis que me cuesta a veces consumir toda la proteína que necesito, así que poder añadirla en los desayunos de este modo me ayuda muchísimo. Además, ahora que el calor parece que ha llegado para quedarse, cada vez apetecen más los desayunos fresquitos como esta tarta de queso con grosellas. Utilicé grosellas porque me gusta el toque ácido y estaban muy bien de precio en el mercado, pero sobra decir que podéis utilizar cualquier otra fruta que os guste. Si os gusta encontraros las pepitas o restos de piel de la fruta, como es mi caso, los pasos a seguir son los que os cuento en la receta; pero si preferís que quede una tarta lisa y sin textura entonces debéis colar la mezcla antes de pasarla a los moldes o bien triturar la fruta a parte y añadirla ya colada a la mezcla. Es muy fácil de hacer, no se necesita horno y en un par de horas tendremos una tarta de queso muy rica, vistosa y alta en proteína :D


Cómo hacer tarta de queso proteica con grosellas


Ingredientes (3 raciones):

-200gr queso de untar
-300ml leche desnatada
-60gr proteína de vainilla
-40gr eritritol (al gusto hasta que quede suficientemente dulce para vosotros)
-Aroma de vainilla (opcional)
-150gr grosellas (o la fruta que queráis)

Preparación:

Podéis hacer una base de galletas, de avena… o sin base como hice yo en esta ocasión.

Ponemos las láminas de gelatina a remojar en agua fría.

Mientras llevamos la leche a hervir.

En un bol a parte mezclamos el queso, las grosellas (o la fruta que queráis) y la proteína con una batidora.

Cuando la leche esté hirviendo la sacamos del fuego, escurrimos las láminas de gelatina y se las añadimos a la leche. Removemos durante unos minutos hasta que se disuelvan por completo.

Cogemos la batidora y trituramos de nuevo la mezcla de quesos y proteína, añadiendo la leche con la gelatina hasta que quede una mezcla líquida y homogénea.

Cubrimos nuestro molde o moldes con la crema y dejamos reposar hasta que empieza a cuajar, unos 30 minutos. Entonces llevamos a la nevera para que enfríe por completo y termine de cuajar.

Para desmoldar la tarta podéis ayudaros de agua caliente. Mi molde es pequeño, así que llené un bol algo más grande de agua caliente y sumergí el molde de la tarta casi hasta su totalidad, dejando un centímetro sin cubrir. Solo debemos sumergirlo un par de segundos en agua muy caliente, si lo dejamos más tiempo se derretirá la tarta, así que cuidado en este paso.


Sacamos el molde del agua, lo secamos, cubrimos con el plato donde vayamos a servir y con cuidado le damos la vuelta. La tarta caerá por su propio peso. Decoramos y ya podemos comerla :D

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